Alto a la ofensiva de Israel con el aval del imperialismo yankee.
Por el derecho a la autodeterminación de las masas palestinas.
La masacre en curso perpetrada por el ejército israelí,
es un intento de acabar con la heroica resistencia de las masas palestinas
que, desde hace mas de 18 meses, vienen librando una heroica lucha por
su liberación nacional. Tras más de tres décadas de
ocupación y con más de 4 millones de palestinos viviendo
en campos de refugiados, los jóvenes palestinos comenzaron la Intifada
Al-Aqsa, una insurrección contra los ocupantes sionistas. A pesar
de la constante represión, Israel no logró contener a las
masas palestinas. Es por ello que inició la actual ofensiva y con
tanques, helicópteros de combate y vehículos de guerra, el
ejército sionista ha ocupado gran cantidad de ciudades palestinas
como Nablús, Belén y Ramalá, donde el líder
de la Autoridad Nacional Palestina, Yassir Arafat, permanece sitiado en
su cuartel general.
La incursión israelí se ha caracterizado por una represión
encarnizada y una violencia que parece sacada de los arsenales del nazismo.
Miles de palestinos permanecen confinados en sus casas, los varones de
entre 15 y 50 años son llamados en masa a los interrogatorios a
los que acuden con los ojos vendados, algunos palestinos han sido marcados
con números de identificación personal como los que los nazis
tatuaban en los brazos de los judíos.
Desde el primer día de la sangrienta incursión militar,
el imperialismo norteamericano ha avalado descaradamente la política
de Ariel Sharon e inclusoÝ decretó que Collin Powell viajara a Medio
Oriente varios días después de iniciada la incursión
para dar oportunidad a Israel de seguir avanzando sobre las masas de la
región. El secretario de Estado tiene la orden expresa de negociar
la propuesta de ìpazî norteamericana, que será irremediablemente
favorable a los intereses de Israel. Lo que es evidente es que la administración
de Bush es, una vez más, cómplice de la escalada sobre el
pueblo palestino.
El gobierno de Sharon responde con cinismo a las ìquejasî de sus aliados,
dando migajas para la opinión pública como el supuesto retiro
de tropas en las ciudades palestinas de Kalkiliya y Tulkarem; los tanques
abandonaron las calles de la ciudad sólo para sitiarla desde fuera,
llevándose consigo a más de 50 palestinos ìdetenidosî. Las
ciudades donde se concentra la resistencia palestina, Ramalá, Nablús,
Jerusalém y Jenin siguen ocupadas y el número de muertos
sube día con día.
Por más que el imperialismo trate de aparentar que esto es un
conflicto entre dos bandos en disputa, lo que queda al descubierto para
los ojos del mundo es que el estado sionista está emprendiendo una
campaña racista de exterminio contra un pueblo oprimido.
El rol que cumple la ONU va en contra de los intereses del pueblo palestino.
La ONU, que durante años le dio la espalda a las demandas históricas
de las masas de la regiónÝ y avaló la existencia del estado
de Israel en los territorios robados, ahora le ìexigeî tibiamente a Israel
la retirada de los territorios autónomos al mismo tiempo que condena
el ìterrorismoî palestino, poniendo al mismo nivel a opresores y oprimidos.
Tanto la ONU como la Unión Europea pretenden impulsar un nuevo ìproceso
de pazî basado en el rol de Israel como gendarme en la región y
en la creación de una ficción de ìestado palestinoî en los
territorios autónomos.
Este supuesto ìestado palestinoî estaría bajo la amenaza constante
de una nueva invasión israelí, además de que Israel
pone como condición a la creación de cualquier ìestado palestinoî
el que este no tenga ejército y que su política exterior
esté controlada por Israel. Ese es el tipo de ìestadoî que ofrece
la ONU.
Ante la brutal embestida del ejército sionista nace en los pueblos
la solidaridad internacional activa con el pueblo palestino. Las movilizaciones
en los países árabes, así como las que empiezan a
desarrollarse en Europa y en América Latina en contra de la ofensiva
israelí, muestran el camino a seguir para frenar la violenta incursión
militar de las fuerzas armadas de Israel y exigir su salida inmediata e
incondicional de los territorios autónomos. Esta es una tarea de
primer orden.
Los gobiernos árabes de la región, lejos de enfrentar
esta masacre, se reunieron recientemente para proponer, a instancias del
príncipe de Arabia Saudita, una propuesta de ìsolución al
conflictoî basada en el reconocimiento del Estado de Israel, en momentos
en que éste atacaba brutalmente a las masas palestinas. Las burguesías
árabes prefieren traicionar a su pueblo que poner en riesgo sus
intereses económicos y su relación con el imperialismo. En
especial esto es cierto para los países petroleros cuyos gobiernos
tienen la llave más preciosa que puede presionar a Washington, fuertemente
dependiente del petróleo de la región. Nuestra solidaridad
con el pueblo palestino debe de basarse en que ellos, como nosotros y los
demás pueblos de América Latina, estamos oprimidos por el
mismo enemigo, el imperialismo.
Lamentablemente, la política de la Autoridad Nacional Palestina
ha sido impotente para dar salida a las justas aspiraciones de las masas
palestinas. Los reiterados diálogos de paz donde ha participado
Arafat, avalados por el imperialismo, han sido opuestos a la demanda palestina
por tener su propio y autentico estado.
Las organizaciones que abajo firmamos, nos pronunciamos por la autodeterminación
y por el derecho de las masas palestinas a tener su propio estado autónomo,
laico y no racista en el conjunto de su territorio histórico en
el que convivan árabes y judíos. No es con la creación
de un nuevo estado palestino subordinado y de caricatura, ni con la expulsión
de la población judía en un posible estado puramente palestino
que se resolverá el actual sangriento choque entre ambas naciones.
Sólo el surgimiento de un nuevo estado multiétnico que se
erija sobre los escombros del actual estado sionista intolerante y genocida
de Israel. Este nuevo estado palestino laico y no racista deberá
nacer en un ambiente de democracia plenaÝ donde las masas palestinas tomen
el papel político que se les ha negado hasta ahora. Y la lucha de
estas masas, que han atravesado años de guerra y muerte, no se detendrá
con destruir la opresión de raza. Estamos seguros que el nacimiento
de un estado palestino independiente será seguido por el nacimiento
de una palestina socialista.
Frente a la campaña hipócrita del imperialismo denunciando
como terrorismo la legítima defensa de los palestinos, defendemos
su derecho a enfrentar la opresión y la masacre del ejército
israelí. Resulta insultante que el premier israelí, Ariel
Sharon, justifique la ocupación con la muerte de 13 soldados israelíes
que cayeron en una emboscada de combatientes palestinos. El número
de palestinos muertos, combatientes y no combatientes, mujeres y niños,
se eleva a más de 70 desde que comenzó la ofensiva sionista.
En ese sentido, no compartimos ni los métodos ni la estrategia
de las organizaciones armadas y pensamos que el ìterrorismoî individual
es impotente y puede jugar en contra de la unidad de los trabajadores palestinos
con losÝ trabajadores árabes-israelíes e israelíes.
Para derrotar a la opresión sionista, es necesaria la organización
independiente y el armamento generalizado del pueblo palestino sobre bases
democráticas. Son muchos los ejemplos que nos da la historia sobre
la heroicidad de que son capaces los pueblos cuando luchan por su libertad,
como la defensa heroica de Barcelona y Madrid durante la guerra civil española,
la insurrección comunista en Alemania en los años veintes
o la lucha por la independencia de Argelia. Es siguiendo ese camino que
el pueblo palestino se defiende de la agresión imperialista.
Solo la movilización de las masas puede expulsar al imperialismo
de Palestina. La reacción de los pueblos árabes, que han
inundado las calles de todos sus países en contra de la ocupación
israelí, es la primera línea de solidaridad y apoyo a los
palestinos. A la unidad de los pueblos árabes contra el imperialismo,
debe de responder la solidaridad de todos los pueblos del mundo. Nuestra
época está marcada por la barbarie de que es capaz el imperialismo.
Tras la masacre de más de 3,500 civiles en Afganistán perpetrada
por Estados Unidos,Ý Israel se apresta a seguir ese ejemplo. Llamamos a
todas las organizaciones políticas, sindicales y de derechos humanos
a manifestarse activamente en contra de la masacre contra el pueblo palestino
y a solidarizarnos permanentemente con la heroica lucha de este y de todos
los pueblos oprimidos.