Hay que elevarse contra todo acto abominable: León Trotsky

Un "acto abominable" como el que repudia Trotsky fue la masacre de miles de personas ­ en su mayoría trabajadores- en las Torres Gemelas del World Trade Center. La lucha por la liberación de un pueblo o una clase no debe incluir ni justificar a "hombres embriagados de sangre y excitados por la masacre de gente indefensa."

Como corresponsal de guerra, León Trotsky tuvo la oportunidad de conocer de cerca la guerra en Los Balcanes, en la que uno de esos pueblos luchaba por su independencia nacional. Sólo que ese objetivo correcto y la justa guerra por alcanzarlo no llevaron al revolucionario ruso a justificar, sino a repudiar las matanzas que el pueblo serbio llevaba a cabo para obtener su liberación nacional. (CR)

Un individuo, un grupo, un partido o una clase que es capaz de taparse "objetivamente" la nariz mirando a hombres embriagados de sangre y excitados por la masacre de gente indefensa, está condenado por la historia a pudrirse y a ser carcomido por los gusanos de su cuerpo. A la inversa, un partido o una clase que se eleva contra todo acto abominable donde éste se produzca, tan vigorosa y espontáneamente como un organismo vivo reacciona para protegerse los ojos de una agresión exterior, tal partido o tal clase es fundamentalmente sano. La protesta contra las atrocidades de los Balcanes limpia la atmósfera social de nuestro país, eleva la conciencia moral de nuestro pueblo. Las masas trabajadoras son potencialmente en cada país a la vez el instrumento y la víctima de tales ultrajes. Por consiguiente, una protesta incondicional contra las atrocidades sirve no solamente al objetivo de la autodefensa moral del individuo y del partido, sino también para preservar políticamente al pueblo del aventurerismo que se esconde detrás de las banderas de la "liberación".