El apoyo de EU al Estado nazi de Israel

La clave del 11 de septiembre

El imperio ha lanzado una gran guerra de propaganda mediante la cual trata de convencer a la opinión pública mundial de que los atentados del 11 de septiembre se deben a la existencia de una horda de fanáticos enemigos de la cultura occidental, que han hecho una lectura equivocada del Corán. Por otra parte, un sector de las izquierdas supone que se trata de un complot dentro de las fuerzas imperiales, cuyo propósito es fabricar un pretexto para lanzar una nueva guerra, misma que sacaría a la economía norteamericana de la recesión, alinearía al pueblo tras su gobierno y serviría para golpear a los trabajadores de todo el mundo y a los movimientos progresistas.

Aquí plantearemos una explicación diferente: los actos terroristas en Nueva York y Washington sólo son inteligibles si se los refiere a la situación de la lucha de clases y antiimperialista en Asia Central y el Oriente cercano, particularmente en Israel y Palestina.

En Medio Oriente, los mayores enfrentamientos antiimperialistas

Según el periodista Raúl Cremoux, en Europa, "un importante número de analistas ven en el apoyo yanqui a Israel el nódulo de todo el conflicto e incluso llegan a señalar, como ya ocurre en varios diarios y revistas de Francia, España, Italia, Holanda e Inglaterra, que la hiperpotencia debiera poner un límite a sus relaciones con el país judío y hasta deslindarse, para así librarnos a todos de los peligros de una conflagración planetaria."

Estados Unidos (EUA) tiene una larguísima lista de agravios a los árabes y musulmanes. Las atrocidades consustanciales al dominio imperial se han cebado en los años recientes en ellos. Para no ir muy atrás, EUA hace diez años humilló a Irak, país sobre el cual todavía no levanta la bota del embargo económico (que ha ocasionado la muerte de unos 550 mil niños) y de los bombardeos "de rutina". EUA aprovechó esta guerra para establecer tropas en Arabia Saudita, en donde se encuentran La Meca y Medina, lugares sagrados para los musulmanes. Pero el acontecimiento que más exacerba los ánimos es la violenta ocupación por los judíos sionistas de Palestina y otros territorios, en donde está establecido el Estado de Israel. El segundo levantamiento popular conocido como "guerra de las piedras" o "Intifada", en contra de Israel, venía siendo el enfrentamiento más agudo y sangriento entre Israel-EUA y los palestinos-musulmanes. La respuesta nazi a la Intifada por parte de Estado judío ofrece algunas de las claves principales para entender los actos terroristas.

El método de la insurrección no es derrotado pero tampoco triunfa

El 28 de septiembre del año pasado el pueblo palestino puso en práctica nuevamente el método insurreccional para recuperar su territorio y así contar con el derecho democrático a contar con su propio país y Estado. Lo hizo luego de que Israel se negara terminantemente a cumplir con los acuerdos que había firmado en la ciudad de Oslo, Noruega, en 1993, mediante los cuales se comprometió a devolver a los palestinos una pequeña parte de tierra, para que ahí fundaran una región autónoma. Los palestinos reiniciaron su lucha sólo con palos y piedras, mediante las cuales -principalmente los jóvenes y niños- se enfrentaron a uno de los cinco ejércitos mejor pertrechados del mundo, que no pudo derrotarlos. El enfrentamiento evolucionó o se escaló: ante la dureza con la que reaccionaba el ejército hebreo, en las manos de algunos palestinos empezaron a aparecer pistolas y ametralladoras. La mayoría de las bajas, empero, seguían (y siguen) del lado palestino, que tiene cinco muertos por cada judío caído. A pesar del desigual enfrentamiento, el pueblo palestino no cejó.

El método de la movilización armada (aunque sea sólo con piedras y pistolas) no ha sido derrotado pero tampoco ha triunfado, entre otras razones porque el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, no lo comparte como estrategia y cada vez se muestra más conciliador con la Casa Blanca. Este hecho, así como el uso de métodos terroristas por parte de Israel, y la práctica inexistencia de un movimiento internacional de solidaridad con los palestinos, llevaron a un resurgimiento reciente del terrorismo palestino.

El carácter nazi de Israel forjó el terrorismo palestino

Ante la ausencia de un movimiento internacional que evitara el terror de Israel y apoyado este país principalmente por los EUA, el gobierno sionista decidió emplear métodos todavía más violentos para acabar con la Intifada, entre ellos el asesinato selectivo de dirigentes palestinos. En otras palabras, Israel decidió recurrir al más puro terror blanco para descabezar y desmoralizar a sus enemigos (ver artículo pág. ).

Como ya decíamos, en el lado palestino resurgió de manera paralela, como una reacción al terror sionista, el terror individual. En los meses pasados ocurrieron atentados en los que jóvenes palestinos estallaron bombas en autobuses, pizzerías y otros lugares públicos de Jerusalén, con graves pérdidas entre la población. Estos muchachos son suicidas y previo a su inmolación filman videos en los que explican el motivo de su sacrificio y se despiden. Desde luego, ellos son musulmanes y fundamentan su decisión en sus creencias religiosas, pero son las circunstancias políticas y militares de su lucha las que los han orillado al autosacrificio y al terror.

La nueva dimensión del encarnizado enfrentamiento y la evidente responsabilidad de Israel en este escalamiento, llevó nada menos que al presidente de honor de las comunidades judías en Francia, Theo Klein, a escribirle al primer ministro de Israel, Ariel Sharon, una "Carta Abierta" en la que le hace ver que su "modelo de represalia selectiva brutal" está generando en el campo palestino a "jóvenes suicidas que defienden de manera terrible sus propias ideas." 1

Otro proceso más corrió paralelo a éstos. En los últimos cinco años hubo un exitoso resurgimiento de grupos terroristas musulmanes fundamentalistas, que vinieron asestando golpes cada vez más destructivos y sangrientos a las posiciones estadounidenses en la región. Los atentados del 11 de septiembre son la continuación de éstos, aunque potenciados en su poder destructivo de manera inimaginable. (ver recuadro en la página ).

En síntesis, en la explicación de los actos terroristas en las capitales norteamericanas deben incluirse como factores determinantes:

1. Que el método de la movilización armada de las masas palestinas, la Intifada, sin ser derrotado tampoco ha podido triunfar.

2.Que la insurrección palestina no encontró el apoyo y el aliento de un fuerte movimiento de solidaridad obrera y popular internacional en Europa y en América, en "Occidente", que hubiese coadyuvado a su triunfo.

3. Que el fracaso de los métodos anteriores explica por qué sectores de la vanguardia de la lucha palestina y musulmana han recurrido al método del terror individual.

4. Que en el fracaso relativo de la insurrección ha tenido una responsabilidad principal Yasser Arafat, quien cada vez se muestra más proyanqui.

5. Que la virtual inexistencia de un movimiento de solidaridad internacional con el pueblo palestino se debe a las actuales direcciones de la clase trabajadora y al mismo Yasser Arafat, que no lo promueve.

6. Que ante esta crisis en las direcciones nacionalistas burguesas o burocráticas de las masas palestinas y musulmanas se han fortalecido las corrientes musulmanas integristas y terroristas.

7. Que las acciones terroristas pudieron dar un enorme salto de calidad el 11 de septiembre, porque aprovecharon la desesperación de sectores musulmanes ante las descaradas prácticas nazis de Israel, así como el propio desarrollo que venían teniendo las acciones terroristas.

 

 

 

 

(RECUADRO)

"Golpear a Goliat con una onda"

En 1996, un camión bomba mató a 19 militares norteamericanos cerca de Darhan, en Arabia Saudita.

1998 fue un año pésimo para los EUA en África: sus embajadas en Kenia y Tanzania fueron atacadas con bombas, quedaron casi inservibles y murieron 224 personas.

En octubre del 2000, un par de terroristas, que se hicieron pasar por pacíficos lancheros, hicieron detonar una carga explosiva en el destructor USS Cole, en el puerto de Aden, Yemen. La explosión abrió un hueco de 150 metros y estuvo a punto de hundirlo. Murieron 17 marinos y 33 fueron heridos.

El periodista de Newsweek, Fareed Zakaria, escribió en octubre del año pasado que "el terrorismo podría ser el nuevo precio a pagar por EUA por la hegemonía, un precio que de seguro aumentará con el tiempo. Llamémoslo el problema de David. El poderío militar estadounidense no tiene precedente en la historia. Gastamos más en defensa que las cinco grandes potencias siguientes juntas. Una revolución tecnológica en marcha prolongará ese liderazgo durante varias décadas. Por tanto, ¿qué puede hacer un frustrado enemigo? Golpear a Goliat con una onda. Usar la acción oculta y a escondidas, la velocidad y a veces el suicidio para derramar sangre y así llamar la atención de la prensa."

Zakaria decía que el terrorismo no era visto como una prioridad en Washington. "Más estadounidenses mueren cada año al ser alcanzados por un rayo, señalan los asesores, que por ataques terroristas." Pero arguía que "la globalización ayuda a los terroristas". Dice que los explosivos que dañaron al Cole pudieron ser comprados por correo, que informaciones preciosas sobre barcos y aviones están disponibles en Internet, que los arsenales de la Guerra Fría están a la venta... "La peor tragedia aún no ha ocurrido", premonizó hace once meses Zakaria, aunque él se imaginaba un ataque terrorista en los EUA con armas químicas o biológicas "que podría provocar la mayor pérdida de vidas humanas desde la guerra de Vietnam". Decía entonces que era un error que EUA se hubiese gastado 60 mil millones de dólares en investigaciones para la creación de un escudo antimisiles, o grandes esfuerzos y dinero en planificar la eventualidad de enfrentar simultáneamente dos guerras regionales. Llamaba a los gobernantes a moverse en otras direcciones contra el terrorismo.

Y remató así su artículo: "Bien podríamos ser los EUA el Goliat del mundo. Pero no olvidemos que es David, no el gigante, el que gana en esa historia." ("La nueva lucha crepuscular", en Newsweek, 25.10.2000, ed. en español, pág. 29).

 

 

1 La carta fue publicada en la columna de Juan María Alponte, en El Universal, 13.9.01. Sección A.